Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Luis Cernuda
lunes, 18 de abril de 2011
jueves, 14 de abril de 2011
El Hueco De Mi Mano
En el hueco de mi mano
tengo guardada una palabra.
Pero el hueco de mi mano es tan profundo
que cabe más que ésta única palabra.
Cabe el sonido de la lluvia
jugueteando sobre el techo de mi calma.
Cabe el olor de tus labios empapados
y el reflejo de tus ganas.
Cabe el sentir de mis dedos
recorriendo los caminos de tu espalda.
Cabe la luna, cabe tu nombre
cabe tu esencia blanca.
Cabe la humedad de tus rizos,
dormidos sobre mi almohada.
Cabe el corazón doliente, el alma abierta
cabe esta inquieta esperanza.
Cabe el interior de una ciudad callada
buscando un mañana.
Caben mis ganas de estar lejos
de esta casa desolada.
Pero el hueco de mi mano es tan profundo,
que cabes tú mismo, si te quedas y me amas.
Araceli Collazo
tengo guardada una palabra.
Pero el hueco de mi mano es tan profundo
que cabe más que ésta única palabra.
Cabe el sonido de la lluvia
jugueteando sobre el techo de mi calma.
Cabe el olor de tus labios empapados
y el reflejo de tus ganas.
Cabe el sentir de mis dedos
recorriendo los caminos de tu espalda.
Cabe la luna, cabe tu nombre
cabe tu esencia blanca.
Cabe la humedad de tus rizos,
dormidos sobre mi almohada.
Cabe el corazón doliente, el alma abierta
cabe esta inquieta esperanza.
Cabe el interior de una ciudad callada
buscando un mañana.
Caben mis ganas de estar lejos
de esta casa desolada.
Pero el hueco de mi mano es tan profundo,
que cabes tú mismo, si te quedas y me amas.
Araceli Collazo
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